jueves, 4 de septiembre de 2008

El nuevo menú de Astrid y Gastón o El Gatopardo en Las Mercedes.



En la emblemática película de Luchino Visconti “El Gatopardo”, disfrutamos de varios almuerzos, comidas en el campo y cenas, sin embargo la más memorable de todas estas escenas gastronómicas es la comida que tiene lugar durante el baile de gala.

Esta comida ocupa casi la mitad de la película y tomó al maestro largas jornadas de trabajo: resulta que en el calor del palazzo seleccionado para grabar, las tomas debían hacerse durante la noche, y Visconti, socialista y aristócrata, exigía que la comida fuera real y recién preparada para que los cientos de extras y los protagonistas de la cinta pudieran comer en las tomas en que era necesario hacerlo.

Total que la hermosa y jovencísima Claudia Cardinale pasó noches en vela en las pautas de grabación esperando que la comida saliera, lista y humeante, de las cocinas que se habían improvisado en los sótanos.

Esta semana fui invitado, junto a un grupo de Food Critics, a almorzar en el Astrid y Gastón, según entendí para conocer las nuevas inspiraciones de la cocina de este conocido y costoso restaurante, parte de la franquicia internacional concebida por el peruano Gastón Acurio.

Luego de sobrevivir a la guarimba de los “sin techo”, que incluía hasta a una medallista olímpica, comenzó la verdadera experiencia: un menú de 7 platos servidos. Que iban desde un cebiche hasta el postre, total: tres entradas, tres principales y un postre.

Luego de convocar a las 11:45 a.m. al fin hacia las 2 de la tarde comenzó la degustación, mas allá de si la comida estaba salada o no (en realidad mucha de la comida estaba pasada de sal), si estaba sobre cocida o no (según algunas voces de la gente bella la quinoa y el pescado y los calamares estaban cocidos de más), en mi memoria solo queda el avance astronómico que nos mostraron: permitir que pudiéramos hacer la digestión de cada plato antes comer el siguiente, ¿en qué me baso para decir esto? que entre plato y plato esperábamos algo así como 40 o 45 minutos…. Como comprenderán terminamos con el postre hacia las 5 de la tarde… en fin se hizo ETERNA la comida, lo que me sirvió para imaginarme como se sentían Cardinale y Lancaster mientras esperaban pacientemente la comida para la siguiente toma de El Gatopardo.

Un elemento a resaltar es que solo estaban muy buenos el primer plato y el postre, otra novedad gastronómica, por aquello de “lo primero me levanta la expectativas sobre lo bueno que vendrá después” y “lo último es lo que más recuerdo” así que no importa lo que estaba en el medio…

A la final, después de oír los comentarios sobre el mal estado de las finanzas del local igual les agradezco que me hayan invitado a revivir la atmosfera Viscontiana en Las Mercedes

3 comentarios:

Angela dijo...

Estuve convidada a tan memorable almuerzo en Astrid y Gastón. No quería pasar por alto el que el motivo del retraso entre plato y plato, se debió a la intermitente intervención del chef del local, quien estaba vuelto un manojo de nervios.

Resulta que en el salón se colocó una gran pantalla la cual nos conectaba EN VIVO y EN DIRECTO a la cocina con el joven chef. El pobre, sin experiencia mediática se volvió un 8, no sabía cuándo cocinar y cuando hablar.

He dicho.

Marta Elena dijo...

Has dicho todo Angela, como siempre... cierto cierto! me tuve que ir sin poder terminar la experiencia..."lo que el viento se llevó".... mmmm ¿a quien se lo oí?

Anónimo dijo...

Ahhhh que Lancaster ni que Cardinale, tu eres un farsante que habla pura estupides, que espera ni que espera, el que espera siempre eres tú a que te inviten a comer y tomar gratis, tus comentarios son absurdos y un montos de imbéciles se ponen a contrapuntear y decir que son muy acertados que usted siempre pone el picante Sr. Anton, que patético este asunto, sino fueras tan mediocre darías risa, pero siendo la poca cosa que eres ni ganas de llorar dan. Sal a comer y paga tus platos, dale pués, fuiste a ARTE, comenta algo. No puedes porque ahí no te llenaron el buche gratiñanga verdad? Ahhh pura basura, yo se que no me vas a publicar y ni me interesa, solo quiero que te retuersas leyendo lo que claramente tú eres.