viernes, 23 de octubre de 2009

El round de las (B)Vanidades


Leyendo el reclamo que hizo Tomas Fernández en su blog, sobre el artículo publicado por la revista de OD Gourmet, sobre la aparición del chef de Le Gourmet Elías Murciano como pastelero del restaurant , se han generado todo tipo de comentarios, unos con mejor intención que otros, pero lo cierto es que ha dejado al descubierto tres aspectos que por separado no llamarían tanto la atención, pero que juntos han conformado los ingredientes de una especie de reality show.

En esta esquina está Tomás, en aparente defensa del honor y nombre de Wilmer Mantilla, quien también fue pastelero durante sus años de trabajo en Le Gourmet y la amistad que los une. Aunque para muchos no es más que la ansiada oportunidad que estaba esperando, ya que aún supura por la herida, y para nadie es un secreto su escabrosa salida de esos fogones.

En la otra esquina, el hambre desmedida de reconocimiento que ha mostrado Elías Murciano desde su llegada a Caracas, que le ha valido todo tipo de antipatías, al punto que está dispuesto a aparecer hasta de pastelero, con tal de lograr una entrevista, volándose su cargo de Chef Ejecutivo.

Por último, como si fuera la “mami” de curvas pronunciadas y piernas largas que muestra el número del round, el desatino y falta de información de los editores de OD Gourmet , quienes lamentablemente han perdido nivel y la revista es pobre y superficial en contenido, dejando al descubierto que no tienen ni idea de quién es quién en este medio. Una verdadera lástima, porque es un espacio desaprovechado, donde podría desarrollarse una labor periodística de altura.

Entonces, este reality show ha desnudado una generosa porción de las vanidades y banalidades, al punto que los comentarios en Tomasnomás denotan la identificación de muchos cocineros que reclaman sus quince minutos de fama, a la sombra de algunos de los chef para quienes trabajan.

En otro orden de ideas, ¿asistirá Tomás Fernández a la charla sobre la madre patria en el SIG?

martes, 20 de octubre de 2009

Dossier Equivocado


Después de leer religiosamente la primera página y la sección de editoriales del periódico del domingo pasado, me senté a disfrutar de una de las ediciones aniversario de Estampas, que con enormes letras negras me prometía un Dossier de Gastronomía. Se me hacía agua la boca, literalmente, al pensar en un contenido chorreante de salsas, cremas, consejos de expertos culinarios y que se yo cuanta cosa me imagine que podría ser un dossier gastronómico local o nacional.
No me dirigí al índice porque quería que el contenido me sorprendiera. Bueno si me sorprendió, pero no como yo esperaba, al encontrar que el gran dossier de gastronomía era solo de bebidas, unas con más grado alcohólico que otras.
Pues de más está decir que me quede con los crespos hechos, y me imagino que al igual que yo, muchos lectores más a lo largo y ancho del país.
Cierto que las bebidas espirituosas, el vino y el café forman parte de lo que consumimos y usamos como ingredientes en muchas recetas, y que el informarnos acerca de sus orígenes y otros detalles es importante, pero de ahí a catalogar esta edición sobre bebidas como un dossier de gastronomía hay mucha distancia.
Cosa que da a pensar que el personal de Estampas o está sobrecargado de trabajo o que definitivamente, después de tanto viajar y beber se encontraron con que le debían una vela a cada santo y que lo mejor era descargar todo ese ratón moral de los viajes en esta edición.

lunes, 29 de junio de 2009

Todos quieren ser Adriá



Recientemente se llevó a cabo el premio Eureka al futuro chef, evento en que participó un número importante de escuelas de cocina de Caracas y del interior del país, convocadas por la Asociación de Chefs, Cocineros y Afines de Venezuela.


Pero yo me pregunto, ¿qué tipo de profesionales estamos formando en las escuelas? ¿Qué aprenden allí los muchachos? A juzgar por los platillos elaborados en la competencia, carecen de técnica, de visión, de criterio y lo peor de todo, es que los dueños de las escuelas los enaltecen como si fueran Adriá, Bocuse, Robuchon, Ducasse, Santamaría, Arzak; creándose una especie de dinámica perversa porque los estudiantes jóvenes e inexpertos, en su gran mayoría, se deja deslumbrar por la posibilidad de una carrera, que en Venezuela se promociona como de reconocimiento rápido y con gran exposición mediática.


Nunca fue tan cierto aquello que para correr, primero hay que aprender a gatear. Entristecía ver aquellos platillos que en primer lugar, no resultaban nada apetitosos a la vista, mal cortados, terriblemente plateados. Porque lo que no se ha terminado de entender es que una escuela de cocina no forma “chefs”, le da herramientas a los estudiantes para que emprendan ese camino en los fogones, es decir, forma cocineros.


Numerosos son los casos de egresados de algunas escuelas que llegan con ínfulas de estrella a cualquier cocina y no tienen ni idea de cómo deshuesar pollo, filetear pescado o escoger los ingredientes, incluso sin conocimientos de preparaciones de cocina clásica, incluida la criolla.


Ojalá existiera un Ministerio de Educación serio que supervisara los programas de las escuelas, porque estamos hablando de la educación de los muchachos, y son pocos los que luego logran sobrevivir a sus propias escuelas y emprender una carrera sólida en el mundo gastronómico.


La iniciativa de una competencia de este tipo es buena, ojalá se siga llevando a cabo. Pero hay que enfocarse en la formación de los cocineros con mayor seriedad y visión, aclarando desde el primer día que es una carrera dura qué lo exige todo y no siempre recompensa en la misma medida. Allí tiene que poner su atención la misma Asociación de Chefs, Cocineros y Afines, el problema es “¿quién le pone la cascabel al gato?”.

lunes, 22 de junio de 2009

"The Sauna" en "The Hotel"



La semana pasada circuló ampliamente por la red una invitación al evento de vinos argentinos en The Hotel, casi todos los colegas blogger y los medios impresos hicieron eco de la misma. Hasta ahora vamos bien, además con ENTRADA LIBRE.

La historia cambiaba después de la larga cola para acceder al estacionamiento. Pero resulta que The Hotel es uno de los espacios más pequeños de nuestra caótica y congestionada ciudad, había que ver la manifestación de gente que bajaba del estacionamiento del cercano Hotel Marriott hasta la sede del evento…

Luego al entrar, cuando logre entrar, la temperatura cercana a la que se disfruta en El Cairo en los meses de verano no era la más adecuada para degustar un buen vino, y la posibilidad de desplazarse por el local era la misma que tendríamos de bailar El Lago de los Cisnes en la Estación Capitolio a las 7 de la mañana de un día laboral cualquiera…

Muy bien que mucha gente conozca algo más de vinos, pero era ese el objetivo del evento? No era acaso para fomentar las relaciones comerciales entre los dos países?

Con temor veo que estas actividades multitudinarias, que en nada ayudan al conocimiento del vino invadan nuestra Caracas… y con ansias espero que la mudanza urbana de El Vino Toma Caracas no lo convierta en el mismo caos…